CUT
UNIVERSIDAD DE TIJUANA
NORMAL DE EDUCADORAS
CAMPUS MEXICALI
SÍNDROME DE DOWN
“CAUSAS POR LA QUE LOS NIÑOS AL
NACER NACEN CON SÍNDROME DE DOWN”
BASES PSICOLOGICAS DEL APRENDIZAJE
CLAUDIA ESTELA RODRIGUEZ LORETO
SEGUNDO SEMESTRE
BANDA
HIGUERA DIANA PATRICIA
MEXICALI, B.C, A 19 DE JUNIO DEL 2012
SÍNDROME DE DOWN
“CAUSAS POR LA
QUE LOS NIÑOS AL NACER NACEN CON SÍNDROME DE DOWN”
INDICE
Elegí este tema porque en estos tiempos ya el
síndrome de down es muy popular, este síndrome ocurre en 1 de cada 700
nacimientos y constituye la causa más común de retraso mental en todo el mundo.
Aunque la causa a este problema se desconoce, se sabe que no está relacionado
con la nacionalidad, raza, religión o condición socioeconómica.
Y a 1 de cada 10 niños con este síndrome no se los detectaron
a tiempo, por esa misma razón es mi interés por investigar sobre este tema, y poder identificar a los niños que lo
padezcan para tener en conocimiento para poder trabajar y ayudarlos para su
desarrollo.
El Síndrome de Down es una alteración genética que
se produce en el mismo momento de la concepción, al unirse el óvulo con el
espermatozoide.
El diagnóstico que se les realiza es básicamente
clínico. Esto quiere decir que en el momento del nacimiento y ante ciertos
rasgos físicos, se tiene la presencia del Síndrome.
La causa que la provoca es, hasta el momento,
desconocida. Cualquier persona puede tener un niño con Síndrome de Down, no
importa el lugar, o condición social.
Así pues, las personas con síndrome de Down pueden
presentar una serie de problemas médicos relacionados, que la mayoría tienen
solución, si éstos son diagnosticados y tratados a tiempo y correctamente, y por médicos especialistas bien informados y
capacitados en el tema.
No todos los niños presentan las mismas
alteraciones, sin embargo, hay ciertos problemas que se presentan con mayor
frecuencia y es el médico al que corresponde hacer un diagnóstico oportuno,
para proporcionarles una mejor atención preventiva y tratamiento médico.
HIPÓTESIS
El síndrome de Down es causada por factores
genéticos, la edad de la madre también influye en la adquisición de este
síndrome. Según varios estudios ya
realizados, las posibles causas podrían ser:
El factor etiológico más conocido, es el de la edad
de la madre.
Ø El nacimiento de un niño con síndrome de Down es
significativamente más frecuente a
partir de los 35 años, llegándose a una proporción aproximada del 50 % en
madres con edad superior a 40 años. No podemos decir lo mismo con respecto al
padre y tampoco tenemos una respuesta a esto. Los especialistas apuntan a que
posiblemente la interacción de distintos factores puede actuar de modo distinto
en cuanto al envejecimiento normal del proceso reproductor, favoreciendo o
estableciendo la anomalía cromosómica.
Otro grupo de posibles causas lo constituyen algunos
factores externos:
Ø Procesos infecciosos: los agentes víricos más
significativos en la aparición del síndrome parecen ser los de la hepatitis y
la rubeóla.
Ø La exposición a radiaciones: la dificultad en el
estudio de este factor, se encuentra en el hecho de que las radiaciones pueden
haber causado la alteración años antes de la fecundación. Algunos estudios
apuntan a que realmente se da una mayor incidencia de síndrome de Down cuando
los padres han estado expuestos a radiaciones.
Ø Algunos agentes químicos que pueden determinar
mutaciones genéticas, tales como el alto contenido en flúor del agua, y la
polución atmosférica.
Ø Otros autores se decantan por la relación entre
algunos desórdenes tiroideos en las madres.
Ø También se apunta la relación entre el síndrome y un
índice elevado de inmunoglobulina y de tiroglobulina en la sangre de la madre,
encontrándose a su vez que el aumento de anticuerpos estaba asociado a una
mayor edad de ésta.
Ø Deficiencias vitamínicas: los especialistas apuntan
a que una hipovitaminosis puede favorece la aparición de una alteración
genética.
QUE ES EL SINDROME DE DOWN?
El síndrome de Down se llama así porque fue
identificado inicialmente el siglo pasado por el médico inglés John Langdon
Down.
Sin embargo, no fue hasta 1957 cuando el Dr. Jerome
Lejeune descubrió que la razón esencial de que apareciera este síndrome se
debía a que los núcleos de las células tenían 47 cromosomas en lugar de los 46
habituales.
Los seres humanos, mujeres y hombres, tenemos 46
cromosomas en el núcleo de cada célula de nuestro organismo. De esos 46
cromosomas, 23 proceden del espermatozoide y 23 del óvulo. 44 son denominados
regulares o autosomas y forman parejas (de la 1 a la 22), y los otros dos
constituyen la pareja de cromosomas sexuales, llamados XX en el caso de las
mujeres y XY en caso de los hombres. El espermatozoide del hombre y el óvulo de
la mujer son células embrionarias que sólo tienen la mitad de los cromosomas de
las demás células, es decir, 23. Por lo tanto, cuando se produce la concepción,
el óvulo y el espermatozoide se unen para originar la primera célula del nuevo
organismo, ésta tiene los 46 cromosomas característicos de la especie humana. A
partir de esa primera célula y por sucesivas divisiones celulares se forman los
millones de células que conforman los diversos órganos del organismo y cada
célula sigue poseyendo 46 cromosomas.
El síndrome de Down es por tanto una alteración
genética que se produce en la especie humana. Esta alteración genética consiste
en que las células del bebé poseen en su núcleo un cromosoma de más o cromosoma
extra, del par 21 (o una parte esencial del mismo), es decir, 47 cromosomas en
lugar de 46.
PRINCIPALES ALTERACIONES EN NIÑOS
CON SÍNDROME DE DOWN
Las
principales alteraciones orgánicas que pueden encontrarse con mayor frecuencia
en las personas con Síndrome de Down son:
Cardiopatía
Congénita en recién nacidos, estenosis o atresia digestiva, trastornos cutáneos
como la xerosis (piel seca) y la quelitis comisural, celiaquía.
Trastornos
Odontoestamatológicos: erupción retrasada, mal posición dentaria, agenesia,
formas alteradas. Enfermedad de Hirschprung o Megacolon congénito. Pérdida de
Audición, problemas obstructivos e infecciones de las vías respiratorias, pies
planos, función endocrina alterada. Mayor frecuencia de hipotiroidismo, rasgos
faciales y físicos característicos.
Ninguna de estas características del
síndrome de Down está presente en el 100% de los individuos que lo padecen, con
excepción de la hipotonía neonatal más el retraso mental, por lo que existe una
importante variabilidad fenotípica cuyas causas se desconocen hasta el momento.
Aspectos físicos
·
Desde el punto
de vista general, son individuos de menor tamaño y desarrollo. La menor
dimensión de sus órganos influye en la capacidad de éstos para desarrollar sus
tareas. Igualmente, tienen una piel y cabello más sensible, que en ocasiones es
amoratada y delgado, respectivamente. Tienen bajo crecimiento y, a pesar de que
en la infancia su relación estatura/peso no es notoriamente anormal, con el
paso del tiempo –especialmente en la adolescencia- tienen tendencia a la
obesidad. Envejecen con mayor rapidez y padecen (en proporción) de una cantidad
mayor de enfermedades como infecciones y trastornos que hacen que, generalmente
su expectativa de vida sea corta.
Ø En la cabeza se presentan las principales
alteraciones, debido a que los afectados con el Síndrome de Down, desarrollan
un cerebro más pequeño de lo normal, con subsiguientes problemas. Tienen la
parte trasera predominante, una nariz pequeña, ojos sesgados con una pequeña
capa de piel que los recubre y orejas y boca de menor tamaño que el promedio.
Ø Desde el punto de vista sexual, tienen un desarrollo
tardío y –en gran parte de los casos- incompleto. Los hombres tienen un pene
más pequeño de lo normal y con una producción deficitaria de hormonas. En las
mujeres, las mamas son pequeñas y no todas tienen ciclos menstruales. En las
que esto sucede, casi siempre tienen intervalos irregulares. De allí, que pocas
mujeres con Down se reproduzcan; a pesar de ello, algunas tienen hijos que no
padecen de la misma alteración cromosómica.
Ø Según el Doctor Jaime Guerra, de Bogotá, una tercera
parte de los niños con Down, padecen problemas cardiacos, los cuales, por su
importancia, desarrollan otros problemas gastrointestinales que pueden ser
corregidos con intervención quirúrgica.
Ø Sus reflejos innatos son diferentes. La capacidad de
cerrar los párpados, succionar, reaccionar al sonido, entre otros, se
desarrollan con dificultades en quienes tienen SD. En gran medida ello se debe
a que los problemas en sus articulaciones son notorias y se presentan en 3 de
cada 4 personas.
Aspectos intelectuales
Ø Los niños con SD tienen un distinto proceso de
desarrollo desde que nacen. Son menos activos, producen –en este sentido- menos
ruidos y sus horarios de alimentación y sueños son distintos. Un porcentaje de
ellos nace sin que el tracto digestivo haya finalizado su maduración, razón por
la cual desarrollan problemas para alimentarse. Los problemas cardíacos
producen, igualmente, anomalías que hacen que muchos de ellos (el 66 por ciento
de quienes fallecen en el primer año) fallezcan prematuramente.
Ø El habla y el lenguaje, sostiene la investigadora
colombiana Ana Mosquera, son aspectos que afectan más a las personas don
Síndrome de Down que otras alteraciones de este tipo, debido a que entran en
juego tres tipos de aspectos. En primer lugar, debe producirse sonidos (habla),
factor que se les dificulta, pues muchos de ellos padecen de los pulmones,
diafragma, músculos intercostales, faringe, nariz y boca. En segundo lugar, es
necesario oír, y muchos de ellos padecen de deficiencias auditivas que, aunque
no sean demasiado graves, alteran la capacidad de unir un sonido con el
siguiente para establecer el lenguaje. Tercer aspecto: en este sentido, su
menor capacidad intelectual dificulta, no sólo la habilidad de componer frases
con sentido, sino de aportar al mejoramiento de sus debilidades físicas.
COMO SON LAS
PERSONAS CON SÍNDROME DE DOWN?
Las personas con Síndrome de Down, a parte de sus
diferencias individuales, poseen algunas de estas características:
Tienen una manera distinta de adquirir y organizar
la información, observándola con lentitud en recibirla, procesarla y dar
respuesta, las características de su cerebro hacen que la información
transcurra más lentamente. Su percepción y memoria visuales son mejores que las
auditivas así como también su capacidad comprensiva son claramente superiores a
la expresiva, suelen llevar asociado en mayor o menor medida discapacidad
intelectual y poseen amplia capacidad para desenvolverse con creciente
autonomía. Tienen más facilidad para el aprendizaje de la lectura y la
escritura que para el cálculo matemático.
Las personas con síndrome de Down pueden presentar
discapacidad intelectual, siendo ésta muy variable entre individuos. Hoy en día
la capacidad intelectual se entiende como inteligencia multidimensional y
adaptativa. Las personas con síndrome de Down presentan generalmente retraso en
el desarrollo de la inteligencia conceptual (también llamada académica o
analítica: uso de símbolos, desarrollo del lenguaje y resolución de problemas);
sin embargo los aspectos sociales y adaptativos de la
inteligencia suelen estar menos afectados.
Con
los apoyos adecuados y el seguimiento de un programa individualizado de
atención temprana, una persona con síndrome de Down puede alcanzar unas cotas
de desarrollo suficientes para llevar una vida adaptada íntegramente al entorno
social (escolar y laboral) y con ello conseguir un nivel elevado de calidad de
vida y bienestar personal.
IMPORTANCIA DE LA INTERVENCIÓN
TEMPRANA
La
atención temprana se definiría entonces como el conjunto de intervenciones,
dirigidas tanto a los niños con síndrome de Down de 0 a 6 años, como a sus
familias y entorno. El objetivo es dar respuesta a las necesidades que
presentan estos niños para potenciar al máximo su desarrollo. Las intervenciones
deben considerar la globalidad del niño, y deben ser planificadas por un equipo
de profesionales que tenga en cuenta todas las áreas del desarrollo del niño.
Para
llegar al actual término de “atención temprana” se ha pasado, a lo largo de las
últimas décadas del siglo XX, por diferentes acepciones: estimulación temprana,
estimulación precoz, intervención temprana o precoz… Algunos de ellos aún se
utilizan en algunos lugares, y no es tan importante el término (que también lo
es) como su significado. Existe no obstante un consenso generalizado en cuanto
que el término más adecuado es el de “atención temprana”.
Cuando
nace un niño con síndrome de Down, una de las primeras recomendaciones que
reciben los padres es la de que lo lleven a un centro de atención temprana.
Esto no implica únicamente que el niño debe ir a unas clases, sino que tanto su
familia como el niño deben ponerse en contacto con un equipo de profesionales
multidisciplinar, compuesto por psicólogos, pedagogos, estimuladores, trabajadores
sociales, médicos… que van a guiar el desarrollo del niño.
En
este sentido nos parece fundamental el término “guiar”: no se trata hoy de que
el niño reciba clases y luego vuelva a su casa. Hoy se entiende que esos
profesionales van a orientar a los padres, les van a dar pautas, les van a
aclarar dudas y les van a mostrar cuáles son las actividades que más benefician
a su hijo en cada momento y cuál es el modo de realizarlas.
Nadie
pone hoy en duda la relevancia que las experiencias tempranas tienen en el desarrollo
de la persona, y sabemos que el cerebro en estas edades es muy plástico, es
decir, es muy manejable porque aún no ha terminado de desarrollarse. Sabemos
que el ambiente influye en el desarrollo neurológico y que las personas con
síndrome de Down que han recibido atención temprana tienen una mejor calidad de
vida que las que no la han recibido. Pero también sabemos que el cerebro de un
niño con síndrome de Down parte de una situación desventajosa que no podemos
olvidar la importancia de que un niño con síndrome de Down reciba atención
temprana, y de que conocemos sus limitaciones, lo que debemos tener ahora en
cuenta es el tipo de programa que se desarrolle. La atención temprana para
niños con síndrome de Down y sus familias debe tener como fin ayudar al niño
con síndrome de Down a desarrollarse al máximo en todas las facetas de su vida,
pero no debe buscar el que el niño con síndrome de Down sea como los niños que
no lo tienen, porque este fin no es realista. La verdadera importancia de la
atención temprana en este momento es pues que sea un conjunto de intervenciones
realizadas de un modo específico que sienten las bases de los adecuados
aprendizajes posteriores. Si de algo sirven estos programas es porque a partir
de las necesidades que van apareciendo en las personas mayores, se van
modificando, van variando para prevenir estas dificultades.Asimismo, mediante
la Atención Temprana se consigue maximizar el potencial de desarrollo del niño
además de colaborar con la familia mediante la orientación y asesoramiento
profesional, para lograr la plena implicación de la misma en el entorno
familiar.
La
Atención Temprana, tiene su fundamento biológico en la plasticidad neuronal que
todas las personas tenemos durante los primeros años de vida, para potenciar al
máximo lo que la condición genética permita. Pero al mismo tiempo, se concede
una importancia esencial al ambiente familiar y el estilo educativo de la
misma, como medio de estimulación directa.
·
Por ejemplo: antes los niños con
síndrome de Down no leían. Ahora se han visto métodos efectivos que requieren
de un tipo de estimulación en las primeras edades muy concreto: pues bien,
hagamos estas actividades para preparar al niño para la lectura.
·
Otro ejemplo: la mayor integración
social de las personas con síndrome de Down, su normalización, hace que
aparezcan problemas que antes no aparecían, porque se les trataba como a niños
grandes. Ahora aparecen casos de depresión, de no aceptación de su condición:
pues bien, desde el primer momento el programa de atención temprana tendrá que
incorporar objetivos de inteligencia emocional, autoconcepto, habilidades
sociales…
DESARROLLO DE LA
MOTRICIDAD GRUESA.
Es
esencial ayudar desde el comienzo al niño con Síndrome de Down a desarrollar el
interés y las habilidades que necesite para realizar una serie de actividades
físicas y recreativas, como pueden ser jugar a la pelota, nadar y bailar.
CONTROL DE LA CABEZA.
El
objetivo más importante en la fase inicial de un proceso de intervención precoz
quizá sea el de conseguir un buen control de la cabeza. El bebé encuentra mucho
más fácil levantar la cabeza cuando descansa sobre su estómago (prono) que
cuando lo hace sobre su espalda.
Los
niños con Síndrome de Down frecuentemente levantan la cabeza en postura de
decúbito prono desde las primeras semanas de vida. A veces nos damos cuenta del
retraso en el control de la cabeza cuando no pueden mantenerla levantada
durante más tiempo o cuando no pueden girarla de un lado a otro. Si se coloca
al niño boca abajo, con la cabeza apoyada sobre el borde de la cama y se le
muestra un juguete de colores por encima de su vista, puede conseguirse con
éxito que levante la cabeza. El niño seguirá el movimiento del objeto girando
éste de un lado a otro.
Una
vez el niño tiene control de su cabeza está preparado para incorporarse y darse
la vuelta.
INCORPORARSE.
Cuando
el niño ya mantiene la cabeza levantada y mira de un lado a otro mientras está
echado sobre su estómago (en posición fina), puede observarse el primer intento
por incorporarse. El niño puede tener todavía los codos doblados y apoyarse en
los antebrazos, pero pronto comenzará a separa el pecho del suelo y a arquear
la espalda, para esto necesitan reforzar los músculos de sus hombros, espalda y
brazos.
Puede
prepararse un rodillo sólido con almohadones, mantas o almohadas y colocarlo
debajo del estómago y caderas del niño, aunque el pecho no debe descansar sobre
el rodillo. Las caderas se deben sujetar con firmeza mientras se le anima a
levantar la cabeza y la parte superior de la espalda. Hay que colocar juguetes
interesantes a una distancia apropiada o ligeramente encima de su cabeza, que
se pueden mover de un lado a otro para estimular al niño a girar la cabeza y el
tronco.
DARSE LA VUELTA.
La
fase de desarrollo motor que se refiere a darse la vuelta es importante para el
niño, porque expresa su deseo y capacidad para trasladarse de un sitio a otro y
explorar el propio entorno. El niño con Síndrome de Down puede empezar esta
fase de su desarrollo a una edad superior a la de los demás niños, y puede
también permanecer en esta actividad durante más tiempo antes de pasar a las
siguientes etapas de gatear y arrastrarse.
Darse
la vuelta es una gran experiencia muy valiosa y una buena preparación para
alcanzar logros más duros del aparto locomotor. Si esta actividad no surge de
manera espontánea hay que estimularla. Para ello se coloca al niño sobre una
colchoneta o alfombra pequeña; dos personas sujetan la conchoneta por cada
lado, inclinando la colchoneta en el mismo sentido. La mayoría de los niños
disfrutan con esta actividad, y es un buen punto de partida para una forma de
darse la vuelta más activa y voluntaria.
El
volteo desde el estómago hacia la espalda es un proceso más complicado, porque
requiere más control de la cabeza, así como la capacidad de iniciar el
movimiento incorporándose sobre un brazo.
Debe
estimularse la actividad de darse la vuelta. Es un buen ejercicio para entrenar
el control y el equilibrio corporales.
SENTARSE.
Cuando
es un niño muy pequeño se le incorpora para sentarle, la cabeza puede
bambolearse y caer hacia atrás. El niño con Síndrome de Down tarda más tiempo
en mantener la cabeza que el niño “normal”. Esto es debido, en parte, a la
debilidad de los músculos del cuello, pero también al retraso del desarrollo en
general. Aunque esta caída de la cabeza hacia atrás disminuye con el
crecimiento, es importante estimular lo antes posible el buen control de la
cabeza en posición sentada.
Si
se sujeta a los niños fuertemente por las caderas, éstos reforzarán sus
espaldas para mantener un buen equilibrio. El niño aprenderá gradualmente a
controlar los músculos del cuello y de la parte superior de la espalda.
Hay
que evitar las posturas y posiciones que puedan ser perjudiciales para el desarrollo
de un buen patrón motor. En lugar de permitir que el niño esté sentado durante
largo tiempo en el suelo, ha de escogerse una postura que le permita tener las
piernas dobladas y muy juntas, manteniendo el tronco recto.
A
medida que el niño crece y madura, deben hacerse cambios más complejos en las
distintas posturas de asiento para desarrollar un buen equilibrio. Las
reacciones del equilibrio tiene lugar cuando se empuja el cuerpo hacia delante,
hacia los lados o hacia atrás, principalmente cuando esas posturas cambian con
rapidez. Para provocar esas acciones pueden utilizarse estas actividades:
Cuando
el niño esté en brazos, levantarle y después bajarle en posición vertical u
horizontal, cogiéndole por las caderas.
Sentar
al niño sobre el borde de una mesa o sillas tan pronto como sea posible hacerlo
con seguridad. Esta postura posibilita mayor libertad de movimientos del
tronco, lo que, a su vez, permite al niño mirar en todas las direcciones y
alcanzar distintos objetos. El niño va venciendo gradualmente el miedo a caerse
y aprende a adaptarse a los cambios espaciales.
Echarse
en el suelo con las rodillas dobladas. Colocar al niño contra ellas o encima de
ellas y sujetarle cuanto sea necesario. Balancear al niño hacia adelante, hacia
atrás y de un lado al otro.
Gradualmente,
se estimula al niño a cargar más peso en sus piernas al inclinarse hacia
delante para alcanzar un objeto. Esto es igual que la primera fase de
levantarse de una silla. Se establece un buen patrón para las siguientes fases
de mantenerse en pie y caminar.
PASO DE ESTAR ECHADO A SENTADO.
La
mayoría de los niños necesitan poca práctica para pasar de la postura echada a
la sentada. Simplemente girando de lado, se impulsan hacia arriba con los
brazos y se sientan. Por el contrario, los niños con Síndrome de Down suelen
seguir una secuencia distinta de movimientos. Pueden darse la vuelta sobre el
estómago, separan luego las piernas y se apoyan con las manos e impulsan con
los dos brazos para levantar el tronco del suelo.
Llegando
a este punto se ha logrado un paso muy importante en el desarrollo de la
motricidad gruesa del niño afectado por el Síndrome de Down.
El
niño ahora puede observar lo que ocurre a su alrededor desde una perspectiva
distinta. Alcanza objetos que le eran inaccesibles, puede rodar hasta un lugar
distinto y explorar su nuevo entorno mientras está sentado. Por primera vez ha
conquistado la gravedad.
La
próxima etapa del desarrollo de la motricidad gruesa es la de gatera y
arrastrarse, que quizá no sea fácil de conseguir.
ARRASTRARSE Y GATERA.
Arrastrarse
o reptar es cuando el niño se mueve con el estómago a ras del suelo. Cuando
gatea, el niño avanza sobre sus manos y rodillas manteniendo el estómago a
distancia del suelo.
Casi
todos los niños se arrastran antes de llegar a gatear. Al niño con Síndrome de
Down puede faltarle la fuerza muscular suficiente en sus brazos, hombros y
tronco para ponerse en posición de gateo y mantenerse así un rato. A muchos
niños les es más fácil gatear hacia atrás o girar, que gatear hacia adelante.
Otros prefieren moverse a saltitos sobre sus nalgas.
Al
niño que se siente motivado para arrastrarse y gatear, pero que carece del tono
muscular suficiente para poder hacerlo, se le puede ayudar quitándole parte del
peso que recae sobre sus miembros. Pasando una banda o toallita por debajo de
su abdomen y separando después ligeramente el abdomen del suelo. Se le inicia
en el gateo golpeándole suavemente en las plantas de los pies, o ayudándole en
los movimientos de brazos y piernas.
Gatera
por las escaleras es una manera excelente de ganar el sentido del equilibrio y
de desarrollar buenos patrones de movimiento.
ARRODILLARSE Y PUESTA EN PIE.
La
mayoría de los niños que han aprendido a incorporarse llegan con bastante
rapidez a mantenerse en pie sin ayuda durante períodos más largos de tiempo.
Los
niños con Síndrome de Down pueden seguir un proceso de desarrollo motor algo
distinto. Tardan más que los niños “normales” en mantenerse en pie. Suelen
necesitar ayuda durante un período de tiempo más prolongado antes de poder
sostenerse erguidos solos. La debilidad de los musculos antigravitatorios de la
piernas, brazos y tronco retrasan a menudo el poder lograr la posición
vertical. Los niños con músculos débiles con frecuencia tienen más miedo a mantenerse
en pie sin ayuda.
Un
niño con Síndrome de Down se mantendrá al principio en pie, probablemente, con
las piernas separadas y los pies ligeramente hacia afuera. Esta postura permite
un equilibrio y una estabilidad mejores. Sin embargo, con el tiempo debe
cambiarse esta postura.
Una
manera de alcanzar la meta es empujar ligeramente hacia abajo las caderas del
niño para provocar una reacción de resistencia a este empuje. El niño irá
adquiriendo gradualmente confianza en su capacidad para mantenerse en pie solo
cuando se disminuya la ayuda que se le ofrece.
Para
superar el miedo a mantenerse en pie sin apoyo, suele ser una ayuda el dar al
niño una pelota grande para que la sujete con ambas manos.
Debe
estimularse al niño a ponerse de puntillas ya que los musculos gemelos suelen
ser uno de los conjuntos musculares más débiles de los niños con Síndrome de
Down.
CAMINAR.
Aunque
mantenerse en pie y caminar se consideran a menudo una misma cosa, son fases
bastante distintas del desarrollo motor. Caminar exige un nuevo elemento, es
decir, la capacidad para impulsar el cuerpo hacia adelante.
Para
un niño con Síndrome de Down, el caminar constituye a veces un verdadero
obstáculo que hay que vencer. Incluso después de dominar el estar en pie sin
ayuda, mantenerse sobre una pierna puede ser más difícil. Por tanto, se retrasa
a menudo el paso de caminar con ayuda a hacerlo sin ella.
Las
características posturales de los niños con Síndrome de Down que se veían
cuando están en pie pueden estar presentes todavía al andar. Las piernas
separadas, las rodillas apuntando hacia afuera y ligeramente hacia atrás, y los
pies planos sobre el suelo.
No
es conveniente sujetar al niño manteniendo sus brazos por encima de sus hombros
en las llamada postura “en guardia”. Es mejor situarse frente al niño que
caminar con el peso del cuerpo inclinado hacia delante. Se ha demostrado que
con intervenciones tempranas y cirugía precoz, el desarrollo motor de estos
niños avanza más.
Conviene
tener cuidado en no considerar la edad a la que el niño empieza a andar como un
indicador de cómo evolucionará un niño con Síndrome de Down en etapas
posteriores de su desarrollo. La realización de una valoración de la forma de
andar del niño es una característica muy importante del programa de desarrollo
de la motricidad del niño. Se deben prevenir los patrones motores defectuosos
antes de que se conviertan en parte integrante del repertorio motor del niño, y
resulte después más difícil corregirlos.
CORRER.
Al
correr, la carga oscila de una pierna a otra con más rapidez que al caminar.
También se necesita impulsar el cuerpo hacia delante y mantener el equilibrio
mientras se realizan movimientos a mayor velocidad. Para impulsar el cuerpo
hacia delante se necesita una cierta fuerza en los músculos gemelos y en otros
grupos musculares.
El
niño con debilidad muscular tiene con frecuencia algunas dificultades tanto
para mantenerse erguido como para impulsar su cuerpo hacia delante. Puede
correr despacio y torpemente, levantando apenas los pies del suelo, al tiempo
que mantiene los brazos al nivel o cerca de los hombros para guardar el
equilibrio.
A
continuación se muestran unos ejercicios que se han utilizado con éxito para
evitar patrones motores defectuosos:
Pisar
con fuerza o evitar chocar con obstáculos como cajas, tableros o una cuerda:
levantar rodillas hasta el pecho al correr sobre un punto fijo; subir escalones
altos, taburetes o sillas bajas.
·
Caminar de puntillas y alcanzar juguetes
colocados en un sitio elevado.
·
Guardar el equilibrio sobre una pierna,
primero se realiza con apoyo.
·
Balancear los brazos alternativamente
Para
el niño que no comienza a caminar espontáneamente, hay que buscar la manera de
animar su iniciativa y sentido de la competencia.
Agacharse
y levantarse son ejercicios que fortalecen los musculos del tronco y de las
piernas. El niño con Síndrome de Down prefiere generalmente sentarse a estar en
cuclillas, ya que esta postura exige más esfuerzo cuando se tiene una fuerza
muscular insuficiente. Por eso, siempre que se pueda, debe animársele a que se
agache y a que cambie de postura, de sentado a erguido.
SALTAR Y BRINCAR.
Saltar
y brincar son actividades que exigen un grado más alto de equilibrio y de
impulso del que se necesita para correr. Ambos son unos ejercicios motores
excelentes para el niño que necesita desarrollar el equilibrio y el tono
muscular. En primer lugar, puede practicarse el salto fijo sobre un colchón
pero siempre bajo vigilancia.
Algunos
niños no están muy interesados en actividades de la motricidad gruesa y en
deportes, y prefieren otras ocupaciones más sedentarias.
No
hay motivos para suponer que las personas con Síndrome de Down no sean capaces
de alcanzar el éxito en los deportes y demás ocupaciones recreativas. De hecho,
sus habilidades corporales pueden ser más tarde sus medios más valiosos de
competencia, como se ha demostrado en las Olimpiadas Especiales. El jugar a los
bolos, la danza, la natación, el esquí y demás actividades semejantes enriquecen
en gran manera la vida de una persona.
DESARROLLO DE LA
MOTRICIDAD FINA
“Las
manos son los instrumentos de la inteligencia del hombre”.
El
niño con Síndrome de Down (como cualquier otro niño) puede comenzar a aprender
desde el nacimiento, generalmente, un bebé adquiere primero las habilidades de
la motricidad gruesa antes de estar preparado desde el punto de vista
madurativo para realizar las de motricidad fina. Ese desarrollo secuencial no
es aplicable necesariamente al niño con Síndrome de Down, ya que éste puede
estar retrasado en el desarrollo del motor grueso como consecuencia de una
hipotonía muscular, una enfermedad congénita cardíaca u otros defectos físicos.
Este niño quizá esté preparado con la madurez necesaria para las habilidades
más avanzadas de la motricidad fina, antes de llegar a ser competente en
ciertas actividades de la motricidad gruesa.
Es
preciso valorar de forma completa la visión del niño, el grado de su atención y
el nivel de su desarrollo cognitivo.
Hay
que hacer un reconocimiento de la fuerza y el control musculares de la cintura
escapular (hombros) y de los brazos del niño. La estimulación motora fina y el
juego han de combinar varias experiencias de aprendizaje.
ESTIMULACIÓN MOTORA FINA Y MANIPULACIÓN BÁSICA.
Desde
el nacimiento y durante las primeras semanas el niño agarra un objeto colocado
en la mano. Inicialmente, es un acto reflejo. Parece que los bebés prefieren
agarrar objetos largos y delgados que cortos y redondos.
El
niño que tiene debilidad muscular y necesita más estabilidad para realizar sus
actividades motoras hay que colocarle con más cuidado para sacar el máximo
partido de toda la fuerza muscular de que disponga en los brazos, cintura
escapular y tronco.
Los
bebés pequeños hacen al principio movimientos de rastreo para coger un objeto.
Lo agarran con toda la mano, lo que se llama asimiento palmar. Posteriormente,
aparece un asimiento con el dedo índice y pulgar, lo que permite agarrar y
manejar objetos mas pequeños.
Los
niños con Síndrome de Down comienzan más tarde que el promedio de los demás en
mover el pulgar alrededor de la palma de la mano. El asimiento con los dedos
índice y pulgar, llamado también pinza digital, puede practicarse colocando y
manteniendo los dedos pulgar e índice del niño alrededor de un objeto
apropiado, como un bloque pequeño (cubo), una pelota de papel o una pasa.
Aplicando una ligera presión en la mano del niño para transmitirle la sensación
de estar sujetando algo y usando repetidamente la palabra “sujeta”, se va estableciendo
gradualmente es significado de la palabra. Pronto el niño se animará a coger
objetos sin ayuda.
En
el niño normal se produce espontáneamente el aprender a utilizar ambas manos a
la vez y a pasar un objeto de una mano a otra. Sin embargo, el que sufre un
retraso en sus habilidades de la motricidad fina tiene que practicar. Una
manera divertida de interesar al niño en el uso de ambas manos simultáneamente
es mediante el juego del Pat-a-Cake.
También
se debe estimular el uso de los dedos individualmente, en lugar de moverlos
todos a la vez. El índice puede usarse para empujar, meter en un agujero,
golpear una tela, etc. Hay que facilitar la experiencia de arrugar papel o
lanzar un bloque. Durante el juego deben observarse cuidadosamente los
movimientos de las manos y de los dedos. Hay que guiar al niño para que realice
el patrón correcto de movimiento. Esto servirá de modelo para actividades de
motricidad fina más independientes.
Un
bebé aprende con gran rapidez que un objeto que se tiene en una mano puede
también soltarse. Parece que los niños que se desarrollan más lentamente
quieren sujetar los objetos durante más tiempo y no quieren soltarlos. Hay que
motivarles y enseñarles a abrir los dedos para dejar caer una pelota o un
bloque.
Lanzar.
- Una vez que ha aprendido a sujetar y a soltar, debe iniciarse la práctica de
lanzar. La mayoría de los niños comienzan a lanzar sin tener conciencia de lo
que hacen.
El
acto de lanzar es una experiencia rica en aprendizajes para el niño. Requiere
movimientos gruesos y finos de los miembros superiores y se establece una
coordinación óculo-manual. Los padre de niños con Síndrome de Down se preocupan
a menudo porque arrojan los objetos alrededor de forma indiscriminada
PERMANENCIA DEL OBJETO.
Jean
Piaget ha señalado el concepto de permanencia como un estado importante del
desarrollo cognitivo. A continuación se exponen algunas actividades para que el
niño se familiarice con la permanencia de los objetos:
El
juego del “peek-a-boo”, en el que el niño debe ser el encargado de quitar se un
pañuelo del rostro para a continuación decir: ¡Cu-cú...Tas!.
Juegos
del escondite: cubriendo un juguete con la mano para esconderlo y volviendo a
mostrárselo. Hacer rodar una pelota debajo de una mesa o silla y dejar que el
niño la busque.
JUEGO EFICAZ.
Es
importante que los niños con problemas de desarrollo motor tengan muchas
oportunidades de jugar con niños “normales”.
Los
niños con Síndrome de Down se sientes a menudo más cómodos con un grupo de
participantes más jóvenes. La edad cronológica no ha de ser, por tanto, un
factor decisivo en la elección de compañeros de juego, sino más bien los
intereses. La personalidad y el nivel de desarrollo del niño.
TÉCNICAS DE EVALUACIÓN
La
evaluación del desarrollo o capacidades del niño pequeño requiere
procedimientos especiales apropiados para niños de corta edad, no se pueden
utilizar escalas de niños algo mayores con una simple extensión de los métodos
a unas edades inferiores, puesto que tales métodos no son aplicables ala
infancia.
Los
programas de intervención para niños con problemas no suelen tener sistemas
adecuados de evaluación para conseguir información sobre la eficacia de los
mismos. Para la evaluación continuada son más eficaces los inventarios de
desarrollo, que miden el progreso del niño en la adquisición de objetivos.
CONCLUCION
Tras
la realización de este trabajo podemos decir que el desarrollo motor de un niño
con Síndrome de Down es prácticamente igual al de un niño “normal” con la
salvedad de que se ve retrasada un cierto periodo de tiempo, exceptuando
ciertas habilidades motrices que en algunos casos no se llegan a realizar, pero
siendo éstas mínimas.
En
la Educación Especial debemos establecer un programa de Educación Física eficaz
y que pueda resolver los numerosos problemas de adaptación y psicomotricidad
del niño en sus primeros años de vida. El que un niño tenga ciertas
deficiencias no quiere decir que ese niño no se pueda desarrollar como un niño
normal ni que deba recibir una discriminación que en muchos casos se da, sino
que debe recibir una educación especializada para poder sacar el mayor
rendimiento a su cuerpo.
Esta
educación debe iniciarse en el momento del nacimiento del niño y debe continuar
durante toda su vida. La educación que se da a estos niños con Síndrome de Down
debe partir de diversos focos, como pueden ser: los educadores especiales, la
escuela y lo más importante de sus propios padres. Esto hará que el desarrollo
del niño sea lo más satisfactorio posible en todos los aspectos y que el niño
crezca sano, fuerte y lo que es más importante feliz ya que de nada sirve un
niño con capacidades motrices normales si no sabe jugar, sacar su energía interior o
simplemente divertirse.
Actualmente,
la educación especial para este tipo de niños está muy avanzada, siendo esto un
factor muy importante para el correcto desarrollo de los niños afectados por el
Síndrome de Down. Son muy amplias las asociaciones y los recursos que hacen que
estos niños puedan adaptarse a la vida cotidiana, progresando en sus estudios y
consiguiendo en el futuro un puesto de trabajo igual que cualquier otra persona.
La
correcta atención desde el nacimiento y el diagnóstico precoz de la enfermedad
es un punto muy importante para la consecución de los mayores éxitos posible en
cuanto al desarrollo motor del niño se refiere.
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